Entre vos y yo
hay haces de luz
ángeles amotinados
miríadas de sueños sin estrenar.
Es otoño en mi hemisferio
-casi siempre lo es-
y una soledad tangencial
me roza con su ala.
A veces se estremecen los recuerdos
devienen barriletes errantes
remontan cielos por su cuenta.
El mañana irrumpe en mi nostalgia
la desarma.
Aquí estás
con tu sol incandescente
y tus ojos de milagro.
Pero es otoño,
la soledad se queda sin coartada
el Río de la Plata despierta
sacude su melena
se redescubre en el espejo del cielo.
En este punto la proximidad es posible
y el sol
tu sol
derrama toda su ternura
sobre mis sueños nuevos.
Sólo existe tu nombre.
Mirta Pérez
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